Ante el paisaje:
Paco Rallo «Suite Guara»
En su largo itinerario vital dedicado con
pasional entrega a la creación visual, en múltiples facetas, y tras más de 25
años de exploración por caminos no rigurosamente pictóricos, vehiculizando su
expresión por otras nuevas herramientas digitales y de integración
interdisciplinar, Paco Rallo ha vuelto a sentir en sus últimas etapas la
necesidad de retomar el trabajo manual con las herramientas tradicionales de
pintor… Y lo ha hecho con esa naturalidad, sosiego y sentimiento de libertad
con que él aborda siempre todas las cuestiones importantes de su vida. De esa
necesidad nació la serie Primun Ver (La
Primavera) expuesta en 2014 en la galería Pilar Ginés de Zaragoza y,
posteriormente, atraído por los paisajes cretácicos de Teruel –a los que las
circunstancias actuales de su vida le han permitido aproximarse hasta el punto
de quedar fascinado por estos en aspectos que van desde
su imponente apariencia general, hasta sus sutiles sugerencias microscópicas–
surgió la serie Versicolor presentada
durante el mes de abril de este año en la zaragozana galería Finestra Estudio.
Esta era una serie colorista y muy vital, con una energía desbordante, pero al
mismo tiempo perfectamente armonizada en términos compositivos de «proporción
áurea» y en la expresión sincera de una interioridad reflejada en el espejo
–siempre revelador– de los paisajes que el artista han adoptado como propios
dentro de sus afinidades electivas.
En el caso específico de Rallo, la
afectividad es claramente una fuerza motora que impulsa y anima una creatividad
que no encuentra límites. Y, en este sentido, el paisaje del Somontano de
Guara, que, de alguna manera, el artista también ha hecho suyo precisamente por
este mismo tipo de razones, ha abierto una nueva puerta, un desconocido
horizonte de nuevas posibilidades y logros estéticos que se concretan en el
despliegue por los soportes de una emocionalidad cargada de lirismo que se
mueve y retroalimenta en un doble sentido: de aquella energía que deriva de las
pulsiones más queridas de lo íntimo, y de la proveniente de los obvios valores
estéticos de lo externo. Bierge y su paisaje, enigmáticamente construido entre
lo natural y lo modificado por la mano ancestral de la cultura mediterránea, se
conforma, en esta ocasión, como crisol de esta fusión entre el artista y el
paisaje. Y no es casualidad; cualquiera que haya visitado alguna vez estas
tierras del Somontano de Guara, podrá entender hasta qué punto sus bellos
rincones y panoramas pueden ser inspiradores para el trabajo de un pintor que
ha decidido integrarse en el discurso de su idílica vida rural y el transcurso
de sus estaciones, soporte de un hondo misterio... Lo cual no deja de ser un
ejercicio descaradamente «utópico» y una declaración de «hedonismo» muy vital
–con total seguridad– muy fructífero de cara al futuro.
Las abstracciones de Rallo no dejan lugar a
dudas de todas estas cuestiones, ni de la admiración sentida, en su enunciado,
por el trabajo de algunos grandes protagonistas de la Historia del Arte que han
transitado –cada uno a su manera magistral– por esta particular vía de
conocimiento: Botticelli, Brueghel, Van Gogh, Hiroshige, Sorolla, Vivaldi, o
los poetas japoneses practicantes del Haiku,
entre muchos otros… Rallo se sitúa ante el paisaje del Somontano con la emoción
en los ojos. Y pinta, como el pájaro canta en el azul puro a la bella mañana
que comienza…
Juan Ignacio Bernués Sanz
Doctor europeo en Historia del Arte
Bierge (Huesca). Agosto de 2016